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Tomas de: Pexels

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La generación Z o Zentenialls, nos caracterizamos por una profunda preocupación por el futuro y tenemos arraigado en nosotros todo lo que tiene ver con tecnología, por ahí dicen que nacimos con un chip. También nos caracterizamos por reclamar. Nosotros somos Los Z, somos un medio de comunicación independiente en donde nos quejamos, pensamos y, sobre todo criticamos,pero con argumentos. Bienvenidos.

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¿A qué vienen esas generalizaciones?
Quién eres tú y quién soy yo es lo que importa.
Agathe Bonitzer - Tal Levine

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El auge por alcanzar la belleza ha existido desde siempre en la humanidad. Sin embargo, con el boom de las redes sociales, los estereotipos se trasladaron a una esfera más íntima y cercana debido a que gracias a diversas plataformas, herramientas, aplicaciones, tendencias y retos las fotografías que muestran una belleza perfecta, que ahora  puede ser alcanzada por usuarios del común. En este especial de Los Z, te mostramos una línea de tiempo con los principales estereotipos digitales que fueron tendencia año tras año, junto a sus respectivas consecuencias.

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Especial 1

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Juntos podemos crear periodismo independiente que supere la ficción

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Presentación.

En este podcast se expone un contexto mínimo de la evolución de la web y así hablar acerca de las aplicaciones y filtros de belleza que se usan a diario en las redes sociales actuales. Exponiendo así el impacto y las problemáticas que estos producen en las personas al querer alcanzar cánones y estereotipos de belleza para lograr la máxima glorificación y perfección.

Ilustración.

Editorial Condé Nast de México y latinoamericana

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¿Cuántas horas al día te la pasas en redes sociales?, ¿Cuántas de esas horas las utilizas viendo a influenciadores con vidas perfectas?, ¿Cuántas veces te has comparado con esos influencers? Y ¿En cuántas ocasiones te has sentido mal por no ser como ellos?

 

​Las redes sociales han sido una maravillosa herramienta que nos ha permitido conectarnos unos con otros y optimizar nuestros tiempos de comunicación más allá de barreras territoriales. Han modificado nuestras interacciones sociales y la manera en cómo vemos el mundo y sus acontecimientos, pero también han cambiado la forma en como nos vemos a nosotros mismos.

Y como no todo lo que brilla es oro, no hablo únicamente de los cambios que permiten el crecimiento personal, sino de modificar quiénes somos, o mejor aún, quiénes deberíamos ser. Queridos lectores, bienvenidos a los estereotipos digitales.

La RAE define el estereotipo como una “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable” y si bien los estereotipos no fueron una invención de las redes sociales, estas sí que han servido como una herramienta para unificarlos o volverlos internacionales. Gracias a los medios digitales, los estereotipos ya no dependen únicamente del lugar geográfico y la cultura en la que nacemos; no es raro que veamos a chicas de Chile que quieran lucir un poco más coreanas o a mujeres asiáticas que tengan como modelo a Kilye Jenner. 

Indudablemente gracias a la intercomunicación dada por las redes sociales, hemos reconfirmado que los humanos somos una mezcolanza de características diversas y ya no podemos hablar de la inteligencia o la belleza en singular, sino en plural. Las redes sociales son un espacio para la inclusión y el reconocimiento de la diversidad. Pero también son espacio de la comparación dañina.

La psicoterapeuta Rebecca Sparks explica que la comparación es natural e instintiva en el ser humano y que nos ha servido para establecer jerarquías y estrategias de supervivencia con los más fuertes. Sin embargo, gracias a las vastas comunidades de las redes sociales hoy podemos compararnos ya no con nuestro círculo íntimo, sino con todo humano que tenga una conexión a internet. Es decir que las comparaciones, como todo en la red, se están dando a una rapidez y escala nunca vista. Eso sin mencionar que no nos comparamos con la persona real, sino con su versión digital, y admitámoslo, muy poco va a internet sin que antes haya sido modificado, mejorado y producido. 

Es un juego injusto que ha provocado nefastas consecuencias para nuestra salud mental. Según un estudio del Reino Unido publicado por Royal Society for Public Health junto con el Movimiento por la Salud mental juvenil, el 5% de los jóvenes presenta adicción a las redes sociales y en los últimos 25 años se han aumentado las tasas de depresión y ansiedad en un 70%. Además, relacionan el uso de las redes sociales con la ansiedad, la depresión, problemas de sueño y problemas de autoimagen.

 

Asimismo, estudios del Centro de Salud Mental del Reino Unido han reflejado que la idealización de las imágenes corporales en las redes sociales  tiene un impacto negativo en el autoestima y la autoimagen, especialmente, pero no excluyente, de las mujeres jóvenes, al punto de que 9 de cada 10 se sienten insatisfechas con su cuerpo. 

Incluso se han llegado a desarrollar síndromes y comportamientos alrededor de la comparación en las redes sociales. Por ejemplo, el “FOMO” o “miedo a perderse” es el temor generalizado de no estar en experiencias gratificantes que otros viven y por tanto se mantiene un constante estado de vigilancia, sin embargo, mientras más conectado se está hay más sentimientos de ansiedad, incompetencia y angustia al no ver la propia vida tan gratificante o exitosa como las otras. También ha surgido la “Dismorfia de Snapchat” que consiste en someterse a cirugías plásticas para asimilarse a los filtros de selfies.  

Sin embargo, en la misma cuna de los estereotipos se han desarrollado movimientos con el objetivo de pelear contra estas imágenes establecidas, un ejemplo muy conocido es el Body Positive con el que se pretende normalizar los diferentes tipos de cuerpo y hacernos sentir a todos cómodos en nuestra propia piel. Es una iniciativa muy noble que se plantea como una alternativa para luchar contra la dismorfia corporal que nace a partir de los estereotipos de cuerpos perfectamente esculpidos a través del ejercicio, disciplina y estilos de vida que no todos pueden tener.  

Pero nuevamente hay problemas, y es que este movimiento ha empezado a ser utilizado como pretexto para normalizar hábitos no saludables como la obesidad que, según la Clínica de Mayo, mata anualmente a 3 millones de personas por enfermedades agravadas por el sobrepeso. Entonces algunos afirman que estar consciente de las consecuencias negativas de la obesidad es lo mismo que hacer fat-shaming. Esto sin mencionar que el Body Positive es más aplicado a las mujeres que a los hombres -a pesar de que la población masculina presenta las tasas de suicidio más altas- por eso es más fácil ver en la portada de una revista a una modelo mujer con sobrepeso, que ver a un modelo masculino obeso. 

Pero las cosas no son una distopía sin solución, los efectos que las redes sociales tienen sobre la salud mental están muy relacionados con nuestra crianza y con la seguridad que tenemos en  nosotros mismos, además las consecuencias negativas pueden ser manejadas si aprendemos a tener un consumo responsable de la web. Tampoco podemos olvidar que las redes sociales han abierto el espacio a más comunidades y a discusiones que empiezan a desmontar discursos canónicos sobre belleza (en singular) y dan oportunidad a que personas de todo el mundo y de todo tipo puedan expresarse y encontrar apoyo en la web.

Con esto no pretendo motivar a hordas de personas a que vayan y quemen los edificios de Instagram o Silicon Valley, sino invitar a una reflexión válida sobre el poder que le damos a las redes sociales sobre nuestro estado de ánimo. Es para invitar a las personas a dejar espacio para el crecimiento, pero siendo quien somos en vez de ser como deberíamos ser. 

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Especial 2

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 En la molestamente correcta sabiduría que caracteriza a casi todas las madres, la mía me agendó una cita al psicólogo. Para mí, en ese momento fue terrible, lo primero que hice fue saltar a decir “no estoy loca” y encerrarme en un caparazón de negación. Terminé yendo al dichoso psicólogo y estoy muy agradecida de ello, ahora en la universidad me sigo estresando, es normal, pero lo manejo de una manera diferente y ya no siento todo el tiempo que una equivocación académica es una calificación a quién soy yo como persona.

Seguramente esta pequeña experiencia mía palidece con lo que demás personas sufren, pero lo que quiero decir es que está bien pedir ayuda, está bien decir que no sabes qué hacer, no es de locos ir al psicólogo o a un profesional de la salud. Si cuidamos de nuestro cuerpo cuando no nos sentimos bien, ¿por qué no hacer lo mismo con nuestra mente?

Nos leemos a la próxima. 

“Deseo desesperadamente hablar de todo con alguien, pero en verdad no quiero hablar con nadie de nada” pone un post de Tumblr de un usuario que se llama “you save everyone but who saves you” (tú salvas a todos, pero quién te salva a ti).  El post tiene 11.399 comentarios y más de 6.000 me gusta.

Las redes sociales se han vuelto un indiscutible espacio de expresión en dónde cualquier persona puede hablar de cualquier tema. En la seguridad del anonimato de internet todo puede ser discutido, incluso la salud mental, nuevamente el problema no es qué se discute sino cómo se discute. Lo que nos debemos preguntar es si en nuestro afán de abrir más los espacios para hablar sobre la salud mental hemos glorificado sus problemas. 

Si uno pone en el buscador de Tumblr la palabra “suicidio” la página, obedientemente, muestra un montón de contenidos sin censura sobre la depresión, la auto lesión y el suicidio, no hay ningún tipo de barrera o filtro; no preguntan si eres mayor de edad y a veces aparece el pequeño -y un poco frívolo- letrerito de “¿Podemos ayudarte en algo?” pero sigue permitiendo consumir el contenido con un botón que textualmente dice “ver resultados de búsqueda” y se acaban los filtros. Sin más, aparecen post tras post que hablan sobre el vacío que sienten en el pecho, cómo el mundo no cambiaría si ellos se fueran o su deseo de dormir por siempre.

Los comentarios en este tipo de publicaciones varían de extremo a extremo; algunos intentan mandar un mensaje de esperanza para aquellos que se sienten tristes y extender una mano amiga, los otros -que son la gran mayoría- dicen cuán de acuerdo están con aquello que aparece en el post, algunos lo hacen con humor, otros simplemente reflejan la profunda tristeza que les aqueja. Desafortunada o afortunadamente, hay, incluso, unos pocos comentarios que llegan a burlarse de la tristeza ajena y “recomiendan” dejar de estar triste, como si la depresión fuera una decisión.

En estos sitios digitales se han creado comunidades completas alrededor de la depresión, el suicidio y las enfermedades mentales, en especial en plataformas con altas tasas de anonimato como Reddit o Tumblr. Esto en un principio tendría un impacto positivo; personas que no se sienten capaces de decir lo que les pasa en interacciones cara a cara van a comunidades digitales para encontrar apoyo, maravilloso. Lo que sucede es que la mayoría de las personas allí presentes, tienen unos problemas similares, por lo que se alimentan las mismas perspectivas y no se dan soluciones o herramientas de ayuda. Se comparten razones por las que se debería estar triste, no maneras de superar la tristeza; casi como ir a terapia grupal, pero sin el terapeuta.

En el 2018 la revista científica International Journal for teaching and education publicó un estudio en el que a diferentes personas se les mostraron imágenes de Tumblr relacionadas a trastornos alimenticios y enfermedades mentales, se concluyó que muchos usuarios, en su mayoría mujeres, ven los desórdenes mentales como cercanos, normales e incluso deseables. Y es que estos contenidos suelen ser estéticamente complacientes, manejan un lenguaje poético o están acompañados por imágenes de personas jóvenes y físicamente atractivas.  

Leah Linder, que trabajó de 2013 a 2017 en el área de comunicaciones de Tumblr, dijo que este tipo de contenidos eran muy difíciles de controlar, porque uno de los valores básicos de la plataforma es la libertad de expresión y la no-censura. Además, la red social cuenta con más de 300 millones de blogs, es imposible que controlen todos los contenidos que son publicados.

Instagram y Pinterest también son plataformas que apuntan a la libertad de expresión, aún así, si uno escribe en el buscador de estas redes palabras como “suicidio”, inmediatamente aparece un cuadro de diálogo preguntando si estás bien y ofreciendo ayuda. Instagram es un poco permisivo y deja ver el contenido con esa etiqueta, pero son publicaciones que la plataforma ya ha filtrado y no contiene apologías ni romantizan el suicido. Pinterest es más radical y no deja ver ningún contenido de este tema y sugiere visitar un enlace regional para asistencia médica en salud mental. Quizá esta última plataforma aprendió a las malas, porque ya estuvo relacionada en un escándalo por permitir que se publicaran contenido con #Thinspo, que solían hacer apología a la bulimia y anorexia.

En algunos casos estas comunidades digitales tratan las enfermedades mentales como si fueran deseables y debieran ser lo que identifica a una persona. Esta tendencia se empezó a popularizar en el 2013 cuando surgió la ola del “soft grunge” (grunge suave) en el que se asimilaba la inteligencia y la belleza con la soledad. Pareciera que nunca le atináramos a cómo representar los trastornos mentales, porque pasamos del Hollywood de los 60 en los que se mostraba a la persona con enfermedades mentales como un asesino, a los foros digitales y anónimos del siglo XXI en los que estar triste es la nueva moda.

Nuevamente, esto no es un llamado a quemar nuestros celulares y alejarnos definitivamente de las redes sociales; es una invitación a usarlas de manera responsable. Hay blogs en Tumblr que se dedican a dar consejos para las personas que sufren de depresión o que actúan como lugares de expresión positivas en los que se pueden encontrar diferentes perspectivas para no caer en un círculo vicioso de tristeza.

También, es un llamado a pedir ayuda, está bien reconocer que a veces no se está bien. Y aquí haré una pequeña confesión personal.

Cuando tenía unos 8 años tuve una profesora que nos gritaba hasta enrojecer y era de trato humillante cuando nos equivocábamos, no dije nada a mis padres porque me sentía mal por haber cometido un error y seguí estudiando sin decir nada a nadie. Como resultado no aprendí cómo manejar el estrés de manera saludable; el día antes de una evaluación me daban cólicos, dolor de cabeza, me rascaba los brazos o el cuello hasta que me ardía, e incluso recuerdo una ocasión en la que casi me desmayé por la perspectiva de fallar en la prueba, además cuando no obtenía buenos resultados me sentía mal, porque interpretaba esa equivocación como una falla mía como persona y me sentía inútil. Recordemos que todo esto pasaba sin que yo hubiese cumplido los 15 años.

Si tú o alguien que conozcas está pasando por momentos difíciles puedes contactar a:

(Bogotá) Línea 106 – 3007548933 o

(Bogotá) Línea psicoactiva 018000-112439

(Antioquia) Salud para el alma – 4407649

(Barranquilla) Línea de la vida- 3799999

(Caldas) Línea Amiga – 8932778

(Casanare) 3194222722

(Huila) 3219073439

(Medellín) Línea amiga - 4444448

Si quieres más información, da click aquí 

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Presentación.

En este podcast se habla de la práctica del Sadfishing, donde se busca ilustrar al oyente acerca de todo lo que significa este término que relativamente es nuevo en la web 4.0, exponiendo así el impacto y los dilemas que se viven a diario en las personas que buscan atención por medio del sadfishing con el fin de conseguir seguidores, presentándose como una estrategía de marketing digital engañosa,  y de igual forma también se habla acerca de las personas que buscan hacer catarsis de una problemática y son tildadas y enmarcadas en esta práctica pero que realmente no lo son finalizando con algunos consejos de profesionales de la salud para evitar caer en esta praxis.

Ilustración.

EMMA DARVICK

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El ciberbullying ha crecido de manera paralela a las redes sociales, afectando a personas de todas las razas, géneros y edades.

Mientras cientos de vidas se afectan por este fenómeno, los gigantes tecnológicos callan

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Especial 3

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Presentación.

En este capítulo de los ZPodcast hablaremos acerca de Tinder, la aplicación para conocer personas alrededor del mundo y así mismo las experiencias que se pueden vivir al atreverse a dar un match que puede convertirse en la "media naranja" o en un total Catfish.

Ilustración.

TERESA BELLÓN

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De lo positivo y negativo de Tinder

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Y vivieron felices hasta el off-line: Amor líquido y Tinder

Se acuerdan de esa frase de cajón que dice que Los Z nacimos “con el celular en la mano”, pues resulta que también coqueteamos con él, o más bien, a través de él. Tenemos un menú completo de dónde escoger para deslizar a la derecha mutuamente y hacer match. Tenemos la inmediatez de las redes sociales aplicada a nuestra vida amorosa. Tenemos a Tinder.

Con la llegada de la posmodernidad muchos paradigmas cambiaron; se empezaron a reemplazar las grandes estructuras sociales de sentido como la familia y las escuelas, la realidad dejo de ser una y se volvió “las realidades” particulares a cada individuo y se empezó a relativizar todo, incluida la verdad, los vínculos sociales y el amor. El filósofo polaco Zigmunt Bauman denomina esta nueva concepción de mundo como “modernidad líquida”.

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Después de la destrucción dejada tras la Segunda Guerra Mundial, la sociedad se vio en la necesidad de reconstruir todo desde los cimientos, no solo las estructuras arquitectónicas, sino también lazos sociales y familiares que habían sido destruidos por la guerra. A estos años se les conoció como “Los treinta años gloriosos”, porque en el mundo occidental hubo una aceleración y crecimiento económico generalizado y se alcanzaron niveles de bienestar promedio superiores a los que existían antes de la guerra.

Si la característica común de la posguerra es el bienestar social, el de la Modernidad Líquida es la libertad y la banalidad. Bauman decía que ese mismo progreso económico y tecnológico, la integración cultural, la aceleración de mercado y la apertura de barreras sociales y mercantilistas, terminaron llevando a los individuos a alejarse paulatinamente de la sociedad; no en el sentido de volverse ermitaños, sino en entender que ya no es necesario tener apoyo colectivo para lograr bienestar.

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Para Bauman, la sociedad líquida es una que no tiene forma, que es débil, maleable y escurridiza. Y así mismo es el amor, de hecho, él lo nombro como “amor líquido”; una categoría completamente opuesta al romance característico de los siglos XVIII y XIX en el que el lazo, la emocionalidad y el “para siempre” eran deseables. En al amor líquido el para siempre se evita, el lazo no importa y es mejor lo momentáneo de un “eterno presente”.

En el capitalismo avanzado se puede aplicar la obsolescencia programada a los objetos, es decir que desde fabricación está elaborados para que duren una cantidad de tiempo no muy larga y así el consumidor se vea en la necesidad de adquirir ese objeto nuevamente. Para Bauman, de igual forma sucede en el amor líquido; las relaciones ya no se construyen para que se extiendan a través del tiempo, porque el lazo permanente con alguien se puede volver una amenaza a la libertad personal tan anhelada en la posmodernidad.

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De hecho, muchas características del mercado se pueden aplicar al amor. Las personas ya no se ven únicamente como un sujeto de interacción, sino que nos entendemos mutuamente como productos para satisfacer necesidades momentáneas. Decimos quiero una pareja de un modo muy parecido a como decimos; quiero un par de jeans, la pequeña diferencia es que hablamos de una persona, de una cosa sintiente.

En el amor líquido se busca un amor rápido, desechable y fugaz, algo de que no tenga mucha profundidad para no amenazar la autonomía individual, por eso el internet se ha vuelto el “lugar” perfecto para encontrar el nuevo amor, porque en esta realidad virtual, no es necesaria la profundidad o el establecimiento de lazos fuertes para tener interacciones que pueden ser satisfactorias.

Las aplicaciones para citas como Tinder son la ejemplificación perfecta del “amor líquido” de Bauman; las personas no son más que una oferta en un mercado que muestra diversas opciones para satisfacer necesidades; interacciones cortas y poco profundas que se pueden desechar rápidamente si no resultan satisfactorias. En Tinder hay un mercado de oferta tras oferta de opciones (personas) para reemplazar lo anterior cuando esto ya no nos resulte estimulante.

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Tinder es la expresión del amor, ya no como vínculo a construir, sino como conexión que se puede interrumpir cuando plazca. Entonces, ya no es necesario cultivar lazos a través del tiempo con la continua interacción con el otro, ahora podemos utilizar filtros que nos dicen qué personas se asemejan más a ese listado de cualidades que deseamos y si alguien no cumple nuestras expectativas, ya no hay que pasar por la penosa tarea de explicárselo a la cara, ahora simplemente se pueden ignorar los mensajes. Eso es parte del amor líquido; tan fácil como se inicia una interacción, se corta sin ninguna explicación.

El surgimiento de aplicaciones como Tinder solo es respuesta al comportamiento de las sociedades; las conexiones, ritmos e interacciones interpersonales ahora tienen que ser rápidas y en su mayoría están mediadas por los medios digitales. Se busca una satisfacción inmediata pero efímera. No se espera, en la mayoría de los casos, encontrar lazos o relaciones realmente profundas.

Ahora, hay algunos casos excepcionales de la aplicación en los que las personas de hecho han encontrado una pareja estable, a la persona con la que se casaron o incluso amigos a un país nuevo al que recién llegaban. Bauman tiene razón en decir que muchas de estas interacciones no tienen profundidad y son momentáneas, pero no podemos olvidar que ahora el ambiente digital es, para bien o para mal, parte de nuestra vida y que estamos empezando a moldearlo para que se adapte a los momentos sociales.

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Tinder es ahora el espacio en donde muchas personas se conocen y la mayoría de estas, entran sin buscar algo realmente estable. No se pueden dar juicios absolutos sobre la naturaleza de las relaciones que surgen en Tinder, porque eso depende de qué busca cada persona que entra a la aplicación; habrá algunos que se sientan cómodos siendo una opción entre millones y teniendo millones de opciones, habrá otros que prefieran un concepto de amor más romántico e individual.

Como todo en las redes sociales el uso depende en gran parte de nosotros; sí Tinder es el epítome del amor líquido, pero es responsabilidad y libertad de cada persona el adoptar – o no- este tipo de relaciones. Al fin y al cabo, entre gustos no hay disgustos y Tinder ofrece opciones para un amplio abanico de preferencias.

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Amor, estafa, muerte y ¿match?

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Camilo Vargas

Maria Paz Arbeláez

Miguel P. Mayorga

Daniela Tovar

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